Vámonos de Camping

Vuelve la acidez con una reflexión basada en hechos reales, vámonos de camping a pasar unas “cómodas” vacaciones.

En primer lugar montaremos la tienda, para este momento necesitamos, aproximadamente 6 personas, de las cuales, 4 intenten colocar la tienda en la posición adecuada, otro mire y otro dirija el proceso con ordenes concisas cómo “endereza”, “no, más a la izquierda”, “que sí hombre que cabe de sobra”. Una vez terminado, nos daremos cuenta de que los palos no están en su sitio, y todo parecido con un lugar habitable, será pura casualidad. Es un gran momento para fumar un cigarro y pensar en las lecciones de bricomanía y la forma de construir nuestro propio rascacielos.

Esto va aquí...

Al fondo y con una nota de superioridad, aparecerá el dueño de la quechua, que con un gesto firme y soberbio abrirá su bolsa circular y dejará que su tienda se monte sola en el aire. A medida que avance la estancia, observaremos que la superioridad disminuye y la amabilidad aumenta, de forma exponencial a la cercanía del momento de volver a casa: Esa quechua hay que recogerla….

35 minutos después, con dos palos en la mano y 30 piquetas sobrantes, que no son importantes para la construcción del campamento, daremos por terminada la tarea.

Llega el momento de acomodar el nuevo hogar de forma óptima para el descanso. Es en este instante es cuando se denota la diferencia entre clases en el grupo: Los que llevan esterillas y los que llevan un colchón Restform, doble capa, superficie antiácaros.

El único consuelo que le queda al grupo de las esterillas es burlarse del ridículo momento eterno, en el que la persona de clase alta, infla ese colchón bien sea a pulmón o el fuelle incorporado. Posteriormente se odiará en grupo y sin ningún tipo de remordimiento, a esa persona que conservará la espalda.

El menú de nuestras vacaciones constará principalmente de Tortilla de patata, de diferentes sabores, según las diferentes madres a las que se haya conseguido liar en el proceso, diferentes tipos de embutidos y ensaladas Isabel con tenedores inservibles, que sólo usaremos en caso de pillar catarro y necesitar beber jarabe.

5 minutos después de la cena, e incomprensiblemente, a nuestro alrededor surgirá el paisaje posterior al paso de un tornado y alimentación de 30 jabalíes hambrientos.

Después de cenar.

En la acampada, se duerme hasta las 10, aproximadamente y nunca depende de la hora ni las condiciones en la que la gente se acueste, el único factor limitante del sueño será la temperatura. Las tiendas de campaña están compuestas de un material especial, que retiene absolutamente todo el calor, y expulsa todo ápice de frescor y viento del ambiente. Te despertará la deshidratación posterior a la sudoración.

En posteriores ediciones, recogeremos el campamento!