Los hipermercados: Dimensiones paralelas

Al hilo de una reflexión ayer tarde, culpa de Sarita, que me  hizo pararme a pensar sobre la presencia inalterable en tiempo y espacio de esa hoja de lechuga podrida en el carro del hipermercado, hoy analizaremos esta dimensión paralela inquietante.

En una rutina de compra normal, llegarás al hipermercado en coche, en busca de una sombra para aparcar, no te engañes, no existe tal sitio, en realidad lo que ocurre es que existen una serie de coches de atrezzo propiedad de la multinacional en la que realizarás la compra.

Lo primero que tenemos que hacer, es proceder a coger un carro. En esta situación nuestra cartera se convertirá en un agujero negro del que repentinamente desaparecerán las monedas de 50 cent y 1 euro, necesarias para la retirada del mismo. En este momento te convertirás en un homeless sin rumbo en busca de algo que te permita sacar el carro.

Una vez que tenemos el carro liberado del cepo mortal y con la fianza correspondiente que asegura que no robarás esa joya de ingeniería, entraremos en el hipermercado. Lo siguiente que tenemos que tener en cuenta es que el carro que hemos elegido tendrá una rueda bizca, que te impedirá tomar el rumbo que tú quieres. Harás la compra en función del itinerario que tu carro quiera tomar de una manera unilateral.

No  trates de arreglar este problema a base de empujones hacia el lado contrario o de ayudarte de alguien que tire de la parte delantera, tu carro responderá ante tu rebeldía con un repentino calambrazo, que se convertirá en repetitivo y constante con la misma frecuencia con la que tú insistas en realizar tu voluntad.

Una vez que hayas realizado la compra, te dispondrás a pagar la misma en la caja, no te preocupes, el carro tiene instrucciones previas al respecto y nunca se opondrá a tu decisión. En este punto llegamos a la elección más difícil, que puede marcar el resto de tu día o incluso de tu vida. La elección de la cola.

Da igual el estudio previo estadístico que realices, que analices a la gente por artículos y edades, tu cola siempre será la más lenta, y mientras esperas mirarás a la cola adyacente con ojos de perro pachón y melancolía pensando: “Si me hubiese puesto en esa ya estaría pagando”.

En este punto nos encontraremos con las personas más simpáticas del universo: Las cajeras

Polifacética

Las cajeras son seres, normalmente (aunque no en todos los casos) pertenecientes a una subespecie de cani muy concreta, las ubicarás en la especie principal gracias a la presencia de los oros y la dieta a base de chicle, pero esta subespecie consta de características propias: Muy significativo, la cajera nunca te mirará a los ojos, te saludará mirando a algún punto lejano del horizonte, como si buscase en su mente el invento y la patente que revolucionarán el mundo y cambiarán la vida occidental conocida.

Una vez realizada tu compra ya puedes dirigirte al coche con tu carro bizco, una vez llegues y abras el maletero, este desprenderá una temperatura aproximada de un obrador de panadería, con lo que aseguraremos la perfecta conservación de los alimentos que acabamos de adquirir.

Al devolver el carro a su sitio, este se despedirá de ti con un último calambrazo melancólico.

Plataforma a favor de una compra voluntaria y digna!!!